jueves, 25 de noviembre de 2010

javier Ubieta escribe sobre Claudia Carrillo

http://disturbingcodes.blogspot.com/2010/11/claudia-carrillo.html


Claudia Carrillo es una artista no catalogable, desvinculada de cualquier tipo de formalismos ajenos a los que ella misma se impone. Su creatividad no conoce el significado del término asueto. Crea constantemente -y luego plasma- sus pensamientos liberando conceptos, ideas, formas de vivir, de pensar o de relacionarse. Representa los sentimientos humanos, sus grandezas, sus miserias… Y versiona los “pecados capitales vitales”, que son mucho más que siete, dándoles un cariz pérfido o, por el contrario, desacralizándolos y burlándose, reinterpretándolos a su antojo.

Esta “enfant gâtée” de los lápices representa lo que le seduce, lo que no quiere ver, lo que desearía que no ocurriera o lo que anhela con vehemencia. Al fin y al cabo, las pulsiones de su mano sobre el papel no hacen sino seguir un dictado más o menos conexo con lo que fermenta en su cabeza.

Puede ser cierto que haya, en sus obras, un hilo conductor, la melancolía. Una melancolía velada, vaga, sutil, sosegada a veces, dominadora otras. Las experiencias vitales de Claudia son las que hacen de su riquísima carrera un discurrir de personajes ubicados en escenarios que les ceden el protagonismo para brillar a través de bellas mujeres de ojos grandes que dejan fácilmente adivinar sus pensamientos. Fácilmente no por la inmediatez de su técnica, sino por el escrúpulo con que traza detalles y perfila fragmentos, pormenores.

Claudia Carrillo dibuja, como poco, dos horas al día, ciento veinte minutos. Y durante ese tiempo que dedica a “sus chicas” refleja, junto con ellas, territorios sentimentales no siempre fáciles de escrutar. Y, sin embargo, ella lo hace con una prudencia extrema, incluso cuando son plasmados de forma explícita (“Follar”, “I need hugs”, “Puñalada trapera”, “Zorra”). Me gustaría, con este post, trasladar a Claudia mi admiración por su arte. Porque, como te dije por teléfono, tu maña es divergente; tu astucia, innata; tu rigor -aunque lo desnudes de técnica-, categórico. Nadie se te parece, no imitas, no remedas. Innovas, produces, investigas, instruyes, embelleces.

Y hablando de embellecer, me permitiré la licencia de decir que, tal vez sea más fácil inspirarse para dibujar mujeres bellas cuando los dedos de las manos de quien las pinta son los de otra belleza morena, desgarradoramente cruda y de una guapeza muy, pero que muy deleitosa.

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